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-La tumba de un estadista faraónico sale a la luz en Luxor.
08 de Marzo de 2014
El descubrimiento fue fruto del azar. "Encontramos un abertura cuando estábamos realizando los trabajos de limpieza e inspección en las tumbas de Min y Kampp 327, que pertenece a un personaje desconocido", relata a EL MUNDO la egiptóloga canaria Mila Álvarez Sosa, directora de la misión arqueológica "Min Project".
Y la hendidura marcó el camino hacia la sepultura de May. "Hallamos un túnel. Accedimos a él con dificultad, empezamos a caminar metros y metros y al final entramos en una sala longitudinal llena de escombros", detalla la experta, al frente de una expedición que concluyó a finales de enero su primera campaña en Luxor, a 600 kilómetros al sur de El Cairo.
"Al llegar a una segunda sala transversal nos dimos cuenta de que estábamos en una tumba en forma de T típica de la dinastía XVIII (1.450-1050 a.C.)", dice con la emoción aún de ir ganando terreno a "la oscuridad inmensa" que habitaba el lugar. "Es una sensación de shock y tensión. Hay que evitar dañar los restos y tener un accidente. La alegría viene después al asimilar la noticia. Es un nuevo personaje que sale a la luz y que tiene una historia", rememora.
Cuando la linterna alumbró los relieves que decoran la tumba, se confirmaron sus primeras pesquisas. "Son escenas e inscripciones propias de esa dinastía. No se conservan en perfecto estado y una parte está sepultada bajo los escombros pero pudimos contemplar escenas de graneros, del difunto delante de una mesa de ofrendas o cazando y pescando en las marismas con su familia", precisa Álvarez Sosa.
Las pinturas, a las que el deterioro no ha logrado despojar de su color original, representan el universo del alto funcionario que buscó allí el descanso eterno. May aparece junto a su esposa Neferet en un banquete funerario con una copiosa variedad de alimentos. Según la egiptóloga, hay escenas imposibles de identificar hasta que no se realice la excavación de un enterramiento que pudo ser saqueado y reutilizado en época posterior.
La "llave" que permitió descifrar la filiación del difunto fue un "cono funerario" localizado en la tumba de Min. "El cono funerario viene a ser una especie de documento de identidad que se colocaba fuera de las tumbas y en el que figuraba el nombre y los títulos del propietario", explica Álvarez Sosa. La inscripción arrojó luz sobre un personaje desconocido hasta la fecha.
"May fue supervisor de los campos, del ganado, de todos los caballos del rey, venerado ante Osiris (deidad de la fertilidad y la vegetación) o confidente del buen dios", apunta la experta.
"La tumba pertenece a un importante estadista de la dinastía XVIII", destacó el ministro de Antigüedades egipcio Mohamed Ibrahim en un comunicado. Las inscripciones, agregaron desde el ministerio, revelan detalles de la vida cotidiana del dueño de la tumba, sus relaciones familiares y el lujoso estilo de vida de los altos funcionarios durante aquel período de la civilización faraónica.
La sepultura no ha sido desenterrada en su totalidad porque -cuenta la directora del proyecto- el patio y la entrada principal están repletos de restos que deben ser retirados. "La cámara funeraria de May se debería encontrar pero de momento no sabemos donde está", reconoce Álvarez Sosa.
Sin embargo, la misión -integrada en su primera y exitosa campaña por quince personas- iniciará el próximo octubre una nueva temporada centrada en la tumba de Min, tutor del que luego sería Amenhotep II, el faraón que conservó el gran imperio legado por su padre Tutmosis III.
Hallar la cámara funeraria de Min -cuya miríada de cargos y títulos indican su importancia en la corte de Tutmosis III, apodado el "Napoleón de Egipto"- es el principal objetivo de un expedición patrocinada por el gobierno de Canarias, Museos de Tenerife y el Cabildo de La Palma, entre otros.
Ubicada a los pies de la colina de Sheij Abd el Gurna, en la orilla oeste de la antigua Tebas, la tumba de Min no había sido hasta ahora examinada en detalle. Tan solo viajeros como Champollion, Burton y Rosellini habían rescatado del olvido algunas escenas e inscripciones hoy parcialmente desaparecidas. "Los planos antiguos que teníamos casi nos engañan. Son tumbas mucho más complejas de lo que aparece en los planos", concluye la egiptóloga.
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