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-El misterio de la tumba KV55 podría tener los días contados

16 de Junio de 2016

Más de un siglo después de su hallazgo, la desconcertante tumba KV55 continúa siendo una de las más discutidas del Valle de los Reyes. ¿A quién perteneció el sarcófago que encontró el joven arqueólogo Edward Rusell Ayrton en este sepulcro de la dinastía XVIII? ¿Era del mismísimo Akenatón, el padre de Tutankamón? El Ministerio de Antigüedades de Egipto reanuda esta semana una investigación que podría arrojar luz sobre el misterio de la KV55.

Un equipo de arqueólogos y restauradores del Museo Egipcio va a estudiar unas 500 láminas de oro que se han encontrado en una caja de madera en los almacenes del museo, junto con un pequeño fragmento de un cráneo y una nota escrita a mano en francés. El escrito está fechado en el momento en que se descubrió la KV55 y dice que los fragmentos fueron encontrados con un sarcófago, aunque no menciona cuál.

En una primera fase del estudio, los investigadores han llegado a la conclusión de que estas láminas formaron parte del misterioso ataúd hallado en la cámara principal de la KV55, del que en la Antigüedad arrancaron la mitad de la máscara que cubría el rostro y los cartuchos con el nombre del fallecido.

La segunda fase de la investigación, que cuenta con una subvención de 28.500 dólares (25.300 euros) del American Research Center (ARCE), pretende ayudar a aclarar la identidad de la deteriorada momia que albergaba, según explicó ayer en una nota la jefe del Departamento de Museos del Ministerio, Elham Salah.

«Esta investigación contribuirá de gran manera a definir las discrepancias que hay sobre la identidad de la persona que ocupó el sarcófago, que ha sido el más polémico de la antigua historia egipcia, y que actualmente se exhibe en el Museo Egipcio», señaló.

El miembro de la Oficina Científica del ministro de Antigüedades y coordinador científico del proyecto, Islam Ezat, también considera que después de que concluya este prolongado estudio se podrá determinar la identidad del dueño del ataúd.

Un enigma sin resolver
De todas las tumbas del Valle de los Reyes, la número 55 en el catálogo de la necrópolis real del Imperio Nuevo sigue siendo una de las más controvertidas. Descubierta el 3 de enero de 1907 por el joven arqueólogo Edward R. Ayrton bajo la dirección del millonario americano Theodore Davis, esta tumba excavada a pocos metros de la de Tutankamón no albergaba las riquezas de ésta, ni pinturas en las paredes que ayudaran a identificar a su propietario, pero sí unas peculiaridades que la hacen excepcional.

En ella se encontraron restos de una capilla antaño dorada con relieves de la reina Tiy ( o Tiyi), vasos canopos de mármol conservados hoy en el Museo Egipcio con cabeza de mujer, posiblemente de Kiya, segunda esposa de Akenatón, y el sarcófago antropomórfico con la máscara de oro dañada y los cartuchos arrancados, con una momia en muy mal estado de conservación a causa de la humedad que se filtraba en el sepulcro.

Las referencias a Tiy y el hecho de que un análisis de los restos apuntara a una mujer llevaron a pensar en un primer momento que se trataba de la tumba de Tiy, esposa de Amenhotep III y madre de Akenatón. Sin embargo, los exámenes forenses realizados por Elliot Smith echaron por tierra esta hipótesis: Los restos humanos pertenecían a un hombre joven de unos 25 años. ¿Akenatón?

La idea cobró fuerza, pero la cronología fallaba. La edad estimada del difunto no cuadraba con la que se cree que murió Akenatón, con más de 30 años. Una tercera posibilidad surgió entonces. Los restos podrían haber pertenecido a Semenkhare (o Semenejkara), el más breve y enigmático faraón de la dinastía XVIII que habría gobernado apenas dos años entre Akenatón y Tutankamón.

Un estudio realizado en 1984 por Jim Harris estimó, sin embargo, que los restos serían de un hombre de unos 35 años, con una relación de parentesco con Tutankamón. La posibilidad de que se tratara de Akenatón, que nunca se apartó del todo, volvió a cobrar fuerza.

Según Nicholas Reeves, los restos de Akenaton y de su madre, la reina Tiy, fueron trasladados hasta allí desde Amarna en el reinado de Tutankamón. Durante la excavación de la tumba de Ramsés IX habría sido descubierto su sepulcro y, al ser considerado entonces como el faraón hereje, se sacó el sarcófago de Tiy y se condenó al olvido eterno a Akenatón dejándole sin cartuchos y sin máscara.

Ante la presencia de objetos tan dispares en la KV55, otros sospechan que no es una tumba sino un caché o escondite de objetos. La investigación emprendida en Egipto, en la que también participan expertos de Francia, Alemania y EE.UU, podría aclarar el misterio.

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