Noticias sobre Egipto.

Toda la actualidad en descubrimientos en Egipto

Volver Atrás

-La tumba del Valle de los reyes que pasó cien años descubierta pero olvidada.

13 de Octubre de 2015

El conocimiento de la existencia de la tumba KV 40 del Valle de los Reyes se debe a Victor Loret, que la identificó en la campaña 1898-1899. No obstante, como la tumba no parecía especialmente prometedora al estar en bastante mal estado, decidió no estudiarla. No podemos reprochárselo, porque por esas fechas acababa de descubrir la KV 35, la tumba de Amenhotep II, con su cachette de una decena de momias reales de la XVIII dinastía. De modo que la pobre KV 40 ha tenido que esperar unos años, más de cien. Hasta que Proyecto Valle de los Reyes de la Universidad de Basilea le ha podido echar mano.Con acceso desde un pozo, la tumba tiene una planta con un vestíbulo, al que sigue una cámara a la que se abren dos más a la derecha y una más a la izquierda. El equipo suizo se encontró al penetrar en ellas que el suelo estaba por completo tapizado de restos de momias y ajuar funerario. Un verdadero osario donde se podían distinguir los restos de los ataúdes que guardaron en su día las momias y las decapitadas cabezas de varias de ellas. Pacientemente, los paleopatólogos recuperaron miembros y cabezas hasta que según sus cuentas estuvieron seguros de identificar unos 50 individuos (incluidos varios niños), que fueron los enterrados allí en su momento. Un momento que parece haber sido la XVIII dinastía, concretamente durante el reinado Amenhotep III. Así parece desprenderse del nombres real encontrado en varios sellos (el segundo).Saqueo de los propios faraonesA pesar de que los «ladrones» entraron en ella durante la XXI dinastía, se trató más bien de recoger el ajuar funerario depositado en ella para ser reutilizado en otros enterramientos de la época, no muy boyante en cuestiones económicas que se diga. La saña y desdén con el que se destrozaron los ataúdes se trató, seguramente, del resultado de un saqueo de finales del siglo XIX. Lo ladrones, no contentos con romperlo todo a su paso, antes de subir por el pozo prendieron fuego a todo el material.El cuidadoso trabajo de limpieza de los arqueólogos ha permitido recuperar de entre los restos de la destrucción un centenar de inscripciones hieráticas con tinta negra o amarilla. Se trata de los textos que identificaban al dueño de la cerámica en cuestión, y han permitido saber el nombre de una treintena de los fallecidos que reposaron en la tumba. Nombres que no han aparecido, por el momento, en ninguna otra documentación. Lo interesante es que la mayoría de estos nombres pertenecen a mujeres, una docena de las cuales llevan el título de «hija del rey», de otras se especifica que pertenecen a «la casa de los hijos reales» y a otras se las identifica mediante un signo que indica su procedencia foránea. Posiblemente, fueron miembros del harén llegados como parte del séquito de las princesas reales asiáticas que se desposaron con el faraón. Entre los varones identificados se cuentan media docena de hijos reales.Los egiptólogos de la Universidad de Basilea consideran que se trata del lugar de enterramiento de los miembros menos destacados del entorno inmediato del faraón Amenhotep III; poseedores del suficiente prestigio como para merecer todos los miramientos de ser enterrados en la necrópolis privilegio que era el Valle de los Reyes, pero no lo bastante como para merecer una tumba propia. Sus relaciones familiares pueden quedar más definidas cuando se consiga extraer el ADN de sus restos, que será el siguiente paso que van a dar los egiptólogos suizos. Sin duda, un gran avance para conocer la genealogía de la familia de Amenhotep III yla de su hijo Akhenatón.

Volver Atrás