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-Los siete ladrones del Nilo.
11 de Noviembre de 2014
La extraña noticia de que el grupo de saqueadores contaba con trajes de neopreno, gafas de buceo y botellas de oxígeno comienza a explicarse, si bien los medios egipcios siguen siendo más bien parcos en detalles. No es que los ladrones se estuvieran sumergiendo en el Nilo y utilizaran un túnel para entrar en un templo, pues eso es lo que han encontrado, y de Tutmosis III nada menos, sino que al cavar ¡ocho metros! se toparon con la capa freática. Siendo unos profesionales del saqueo y dándose cuenta de que tenían en sus manos un hallazgo digno de los hermanos Adb el-Rasul, no se anduvieron con chiquitas y decidieron dedicarse a la desarqueología subacuática.
Prisión y libertad en agosto
El caso es que por entonces (el mes de agosto) la policía los detuvo al sorprenderlos en posesión de equipo "sospechoso" y porque por la zona se sabía de grupos armados de excavadores ilegales. Dicen ahora las agencias egipcias que, al no ser esta una zona declarada arqueológica por el Ministerio de Antigüedades y no haberse encontrado en su posesión tesoros, a finales de ese mismo mes de agosto fueron puestos en libertad.
Sin embargo, hace pocos días, volvió a suceder. Egipto estuvo ocupada por la civilización faraónica desde aproximadamente el año 3100 a. C. Lógicamente, los restos arqueológicos que han terminado perdidos a todo lo largo de la orilla del Nilo son innumerables. Esto es vox populi, de modo que cuando alguien construye una casa en un terreno que puede parecer arqueológicamente baldío en un primer momento, siempre tiene la esperanza de que pueda estar edificada sobre algo de valor. Sólo hace falta diseñar la casa con un patio adecuado y, cuando la oportunidad se presenta, y en tiempos de crisis esa oportunidad se anuncia a cañonazos, comenzar a cavar en él.
En este caso, parece, el nuevo hallazgo lo realizó un probo campesino, que se tropezó con una estatua sedente del susodicho Tutmosis III cuando estaba excavando una zanja para colocar una bomba de agua. Por supuesto, se apresuró a comunicárselo a las autoridades.
El hallazgo del botín
Por ahora, tras trabajar arduamente durante tres días con bombas para hacer descender el nivel de la capa freática (una técnica perfeccionada por el austriaco Manfred Bietak y su equipo en el yacimiento de Tell al-Daba, en el Delta) la policía de antigüedades y los expertos del Ministerio han encontrado un botín notable: siete estelas, restos de columnas de granito rosa, así como una estatua de 2,5 metros de altura, sedente y descabezada, de una persona a la que le faltan los brazos.
Ahora parece claro que en agosto los siete ladrones en realidad sí se estaban dedicando al saqueo submarino, intentado hallar tesoros "vendibles" para algún desgraciado coleccionista occidental. Por suerte para ellos, la policía no los descubrió con las manos en la masa; mas, por fortuna para la egiptología y el patrimonio egipcio, su detención llamó la atención de las autoridades sobre una región hasta el momento considerada "virgen" arqueológicamente. Finalmente, los recientes hallazgos han decidido a las autoridades egipcias a declarar toda la como de interés arqueológico, lo cual ha supuesto que se hayan comenzado a realizar sondeos en diferentes puntos de la zona para intentar dilucidar ante qué nos encontramos.
El principal problema será intentar averiguar qué consiguieron encontrar los ladrones caniculares antes de ser descubiertos. Esperemos que no hayan tenido tiempo de sacarlo ilegalmente del país.
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