Toda la actualidad en descubrimientos en Egipto
Volver Atrás
-José Miguel Parra: “Sí existieron las maldiciones en el antiguo Egipto”
05 de Diciembre de 2016
José Miguel Parra, que acaba de publicar Eso no estaba en mi libro de historia del antiguo Egipto. De hecho, reconoce que difícilmente sea una materia que se estudie en las escuelas, incluso “España es de los pocos países que no ofrece licenciatura en Egiptología”, detalla. Este desinterés pedagógico contribuye en consolidar falsas creencias populares sobre una civilización milenaria que también cuenta con asombrosas teorías de la conspiración.
-¿Cuál es su mentira preferida sobre el antiguo Egipto?
La de los extraterrestres construyendo las pirámides, por supuesto. Además, hace poco se han descubierto unos papiros en el Mar Rojo que demuestran fehacientemente que los egipcios construyeron las pirámides.
-¿Y qué dicen estos papiros?
Hay parte de un diario que narra tres meses de trabajos de un equipo de señores que se encargaba de arrastrar piedras para construir la gran Pirámide. Eso tiene que servir para acabar de una vez por todas con la mentira de los extraterrestres.
-¿Ni extraterrestres ni esclavos?
No eran esclavos, sino trabajadores bien pagados por el Estado, el faraón. Recibían cuidados médicos y suplementos de proteínas animales en forma de carne y pescado, según indican los restos humanos encontrados en el cementerio de los trabajadores de Guiza. El ejemplo más curioso es el de un hombre con la pierna amputada que consiguió sobrevivir veinte años a la intervención, lo que significa que la realizó alguien con conocimientos de medicina.
-¿Pero hubo o no hubo esclavos en Egipto?
Sí los hubo, pero su cantidad era tan pequeña que no tienen importancia desde un punto de vista económico.
-¿Quiénes eran?
Por lo general, gente capturada durante periodos de guerra y regalada por el faraón a quien le había ofrecido esa victoria. Estos esclavos se convertían en parte de la familia extensa del dueño. No era una esclavitud como la que podemos imaginar en Grecia o en Roma.
-Hay faraones que han pasado a la historia por ser muy malos, como Keops...
Así se lo contaron a Heródoto cuando estuvo visitando Egipto. La historia es tremenda, tanto que dicen que una de las pirámides subsidiarias la construyó obligando a su hija a prostituirse para pagarla... Hubiera trabajado a destajo... Lo que ocurre es que una sociedad esclavista como la griega no podía imaginar que esas construcciones las erigiesen trabajadores que no fueran esclavos.
-¿Y qué me dice de las maldiciones? ¿Existen?
-No existen, pero hay que reconocer que en el antiguo Egipto sí existieron. Había robos en las tumbas y en algunas mastabas aparece un texto que maldice a quien entre para hacer daño, al estilo: “oye, si entras a causar el mal, ten cuidado porque voy a lanzar a los dioses contra ti”. Pero no hay maldiciones de película que digan: “dentro de 4.000 años vendrán unos blancos occidentales malos a abrir tumbas, se volverán calvos y morirán todos”.
-Es un alivio…
La maldición de Tutankhamón no existe. Ni ninguna otra.
-¿Y qué me dice de las herencias que nos han dejado? ¿Alguna que nos sorprenda?
Por ejemplo, las procesiones de Semana Santa, ellos ya las hacían… Las calderas de Pedro Botero aparecen en los dibujos del más allá del Libro de los muertos. Ambas nos han llegado a través de la religión cristiana.
-¿Realmente el Salmo 104 de la Biblia está inspirado en el Himno de Atón de la época de Akhenatón?
Es tan parecido que es una copia, no hay duda. Y hay más textos de la Biblia tomados de los egipcios, sobre todo de las enseñanzas sapienciales que escribieron.
-También del antiguo Egipto nos llega la primera huelga documentada de la historia…
En época de Ramsés III hubo problemas de pago con los obreros de Deir el-Medina, encargados de construir las tumbas reales del Valle de los Reyes. Intentaron de buenas maneras que los pagaran, pero al no obtener resultados, dejaron de trabajar. Lo curioso es que no es que no hubiera grano para pagarles, sino que alguien lo interceptaba…
-Un tema de corrupción… algo también muy actual…
Efectivamente, nos suena mucho. Se sabe de algunos escribas que, o por mala fe o porque eran torpes, dejaban de anotar algunos granitos de trigo. Al final, poquito a poquito, había una gran cantidad de cereal sin registrar… Eso lo descubrió un egiptólogo cuando rehizo unas cuentas que se habían encontrado.
-¡Vaya! ¿Y qué me dice del rol de la mujer?
Tenía los mismos derechos que un hombre desde el punto de vista legal. Poseía sus propios bienes, podía desheredar a sus hijos, hacer una denuncia ante los tribunales, su testimonio tenía el mismo valor que el del hombre…
-También utilizaba anticonceptivos y podía abortar. ¿Se puede decir que estaba más liberada que muchas mujeres del siglo XXI?
Efectivamente. Podía actuar de forma muy liberada respecto al sexo. Y muchas veces eran ellas las que tomaban la iniciativa. Si les gustaba un hombre, decidían conocerlo ‘como conoce un hombre a una mujer’, que era la frase que utilizaban los papiros…
-Una manera sutil de decirlo…
Eran más discretos que los griegos o romanos a la hora de representar la vida sexual. Aunque, si sabes mirar, en las tumbas hay un montón de juegos de palabras que hacen referencia al sexo…
-…ya sabemos que eran dados a los jeroglíficos…
(Ríe) Pero no eran como los de la sección de pasatiempos de los diarios. Excepto utilizar objetos con pilas, lo hacían todo igual que nosotros.
-En el amor… y también en la guerra… De ellos nos llega el primer tratado de paz de la historia, por ejemplo.
El reino de los hititas y Egipto se pelearon, conocemos la famosa batalla de Kadesh que quedó en tablas. Pero luego aparecieron los asirios con mucha fuerza, decidieron coaligarse y escribieron el primer tratado de paz. Se conoce la versión hitita y la egipcia.
-¿Esta batalla también dio pie al primer caso de manipulación política? Recordemos que el faraón, Ramsés II, mandó dejar constancia en los templos de su falsa ‘victoria’.
Más bien se trataba de una cuestión ideológica. Para los egipcios, la escritura era mágica. Todo lo que se escribía cobraba vida. Eso quiere decir que no podías escribir que el faraón había sido derrotado, porque cada vez que alguien lo leía, el faraón era derrotado de nuevo.
-¿Y esto no generó un conflicto diplomático?
Casi. Un embajador hitita vio cómo estaba representada la batalla de Kadesh en uno de los templos, se quedó muy sorprendido y se lo comunicó a su rey. El monarca hitita decidió escribir a Ramsés II una carta llena de sorna e ironía.
-Suerte que el tema acabó allí…
Además parece que Ramsés II tenía muy poca mano izquierda.
-Hablando de su mano, menuda la que lió cuando su momia se instaló en el Museo de El Cairo en 1902…
-Lo narran dos escritores, Pierre Loti y Blasco Ibáñez. Se ve que por una contracción espontánea de los tendones del brazo, este se movió e incluso llegó a golpear la vitrina donde estaba la momia encerrada.
-Como para salir corriendo.
Eso es lo que hicieron los trabajadores. Dicen que uno se lanzó por la ventana y otro rodó por las escaleras.
-Un susto de muerte.
Nunca mejor dicho.
-¿Qué grandes incógnitas quedan por desvelar?
Muchas. Una de las más sencillas sería conocer cuántos faraones hubo, todavía no lo sabemos. Tener un papiro con este dato sería magnífico, supondría la revolución completa de la historia del antiguo Egipto.
-¿Y sobre las pirámides?
No sabemos exactamente cómo se construyeron, pero sí qué utilizaron para construirlas. Tenemos maquetas de las habitaciones interiores de una pirámide del reino medio, relieves de bueyes arrastrando sillares de piedra, los papiros del mar rojo… Los egipcios construyeron las pirámides sudando y con esfuerzo.
-¿Y con conocimientos avanzados de física, matemáticas y astronomía?
Ni muchísimo menos. Cuando uno las estudia, incluso ve que a veces están hechas de forma chapucera. Hay pirámides del Reino Medio que están a punto de caerse. Son maravillas arquitectónicas, algunas de más de cien metros, pero no tienen el grado de precisión y maravilla que algunos dicen.
-¿No eran tratados de astronomía?
La astronomía egipcia era muy de estar por casa. Es cierto que calcularon que el año tenía 365 días, pero no llegaron a mucho más. No calcularon ni equinoccios ni eclipses, como sí hicieron los mesopotámicos. Se dedicaban a mirar las estrellas y a calcular su movimiento.
-Por cierto, ¿qué le ocurrió a Napoleón dentro de la Pirámide de Keops?
Nadie lo sabe. Se dice que salió blanco de la cámara del rey. Le preguntaron qué le había pasado y respondió “si os lo cuento, no lo creeréis”. Pero era una respuesta típica de nuestro amigo Napoleón haciéndose el interesante.
-No era como Ramsés II…
Volver Atrás