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-Las tumbas del Antiguo Egipto que sobrevivieron a meses de expolio.

17 de Marzo de 2014

El pasado junio los fotogramas del descubrimiento corrieron como la pólvora por Internet. Unos vecinos de Asuán, a unos 800 kilómetros al sur de El Cairo, localizaron, en la ladera de una árida colina, el acceso a cuatro tumbas de altos funcionarios del Antiguo Egipto. Y se apropiaron del hallazgo, negando el acceso a policía y arqueólogos y esquilmando sus estancias. Diez meses después, las autoridades han logrado tomar el control del enterramiento.

«Son tumbas que datan de cuatro épocas faraónicas distintas. Hemos entrado en las primeras salas pero para llegar a las estancias interiores y los pozos hay que reforzar la seguridad», relata a EL MUNDO Naser Salama, director de Antigüedades de Asuán. Es pronto para evaluar el daño causado por los cazatesoros desde que comenzaran a circular vídeos e imágenes de unas tumbas cuyos muros lucen aún coloridas pinturas y relieves tallados en la piedra con una increíble riqueza de detalles.

El hallazgo se sitúa en Gharbi Asuán, la zona oeste de la ciudad, cerca de la necrópolis de Qubbet el Hawa donde se han descubierto hasta la fecha unas 60 tumbas, en su mayoría dedicadas al descanso eterno de nobles de los imperios Antiguo y Medio. Según el ministerio de Antigüedades, los estudios preliminares sugieren que el hallazgo data del Imperio Nuevo (1539-1075 a. C.). Podría ser, además, una fracción de una necrópolis mayor dedicada a los alcaldes que gobernaron la vecina isla de Elefantina.

Las inscripciones halladas en las cámaras de las cuatro tumbas han desvelado la identidad de sus moradores. La primera pertenece a User, alcalde de Elefantina durante la dinastía XVIII. Aparece representado con su esposa Tuiu, familia y dioses en pinturas enmarcadas por hojas de parra y racimos de uvas. En una de las escenas, se retrata al difunto envuelto en piel de leopardo junto a cinco sacerdotes frente a una mesa de ofrendas. Entre los títulos que recibe, figuran los de príncipe de Elefantina y guardián de la tierra del oro.

Horadadas al mismo nivel, el resto de tumbas alberga a varios funcionarios. En la segunda fue enterrado Ba Nefer, príncipe y supervisor de los sacerdotes de la isla, y custodia aún pinturas familiares. En la tercera yace la memoria de Amenhotep, a quien se presenta como portador de los sellos del Alto Egipto y gobernante de Elefantina. Su fachada resalta sobre el resto porque, detalla Salama, está decorada con textos jeroglíficos sin ninguna escena. Otro alcalde local llamado User Wadjat es el inquilino de la cuarta y última tumba.

Según las autoridades, el estudio del descubrimiento puede aportar nuevos datos a la historia de Elefantina, un asentamiento vital en el Alto Egipto. La isla, habitada hoy por población nubia, sirvió en tiempo de los faraones de zona residencial para la aristocracia local. Esta alargada porción de tierra, embellecida aún por jardines y palmerales, era por aquel entonces un lugar estratégico desde donde controlar la primera catarata del Nilo. Una guarnición militar permaneció desplegada en su terruño durante siglos dibujando la línea defensiva del sur de Egipto.

Las tumbas han padecido un calvario desde su hallazgo. A finales de febrero la policía de Turismo y Antigüedades -incapaz de garantizar la seguridad de decenas de monumentos a lo largo del país en los últimos tres años- consiguió detener la sangría y hacerse con el control del enclave. Durante meses, el expolio campó a sus anchas por sus cámaras. Algunos vecinos alegaron que las tumbas se ubicaban fuera de la tierra propiedad del ministerio de Antigüedades y prohibieron el acceso a autoridades y expertos.

El suceso provocó alarma en la comunidad científica. Los egiptólogos italianos Marco Chioffi y Giuliana Rigamonti fueron de los escasos visitantes que lograron sortear el veto. Fingiendo ser turistas inexpertos e incultos y previa suculenta propia, accedieron a las tumbas entre montañas de escombros. «Nuestros ojos se llenaron de lágrimas, de emoción y desesperación. ¡La tumba había sido devastada!», relataron en un sucinto informe remitido a las autoridades.

Su relato levanta acta de la intensa destrucción a la que han sido sometidas las tumbas. En la dedicada a User, el dintel de la puerta que conecta la primera y segunda cámara ha sido arrancado con tal ferocidad que ha afectado a las dos jambas. En un muro cercano hay jeroglíficos que -a juicio de los expertos- "parecen recién pintados". Los entonces "propietarios" de la tumba reconocieron a los arqueólogos que habían hallado la cámara funeraria con momias, sarcófagos de madera y objetos funerarios.

El ministerio de Antigüedades no ha proporcionado detalles sobre el estado del hallazgo. En el comunicado difundido a la prensa ni siquiera informa de que hayan sido objeto de expolio. Su titular Mohamed Ibrahim insiste en que se han tomado las medidas oportunas para garantizar la seguridad en la zona y evitar nuevas incursiones ilegales. Las autoridades financiarán un proyecto de excavación, restauración y conservación. Y una vez concluido el plan, se plantea la posibilidad de abrir al público la sepultura de los maltratados alcaldes de Elefantina.

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