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-Una casa para dar nueva vida a los faraones
17 de Febrero de 2017
Los antiguos egipcios llevaban a sus reyes fallecidos a la Casa de la Muerte (per nefer, “casa hermosa”) donde eran momificados y conservados de cara a la eternidad. Ahora, otra casa, muy distinta, va a servir para dar una nueva vida, de diferente clase, a los faraones. Hoy se ha inaugurado en Luxor, en la orilla oeste del Nilo, en la zona de las necrópolis, la primorosa restauración de la casa Stoppelaëre, una obra maestra de la arquitectura, situada en la cima de un promontorio del desierto conocido popularmente como “la colina de las moscas”. La casa, construida hacia 1950 por el famoso arquitecto egipcio Hassan Fathy (1900-1989) y ejemplo de su interés por la recuperación de las formas y las técnicas tradicionales de construcción con adobe del sur de Egipto, ha sido rehabilitada completamente tras décadas de abandono para devenir un centro puntero dedicado a la aplicación de la más moderna tecnología digital en la salvaguarda del patrimonio faraónico.
La restauración de la casa y la apertura del centro forman parte de la Iniciativa de Preservación de la Necrópolis Tebana (TNPI en sus siglas en inglés), una colaboración entre el Ministerio de Antigüedades de Egipto, la Universidad de Basilea y la Fundación Factum para la Tecnología Digital en Conservación, que ha financiado el proyecto. Factum Arte, empresa con sede en Madrid, fue la encargada de realizar el escaneado y el registro fotográfico de la tumba de Tutankamón (KV 62), un trabajo que sirvió para la construcción de la copia a tamaño real del sepulcro instalada precisamente cerca de la casa Stoppelaëre, junto a otro de los edificios icónicos del área, la casa de Howard Carter. Esta, que también fue restaurada y se convirtió en museo, se visita conjuntamente con el facsímil de la tumba, inaugurado en 2014. Actualmente, Factum está realizando el mismo trabajo de documentación, utilizando tecnología aún más sofisticada como el escáner láser Lucida, con la tumba más grande del Valle de los Reyes, la gigantesca de Seti I (KV17 ), y está previsto que el facsímil de la misma se construya en la vecindad de la casa Stoppelaëre.
En la casa, Factum, que inicialmente la ocupará por diez años, no solo pondrá a disposición de los especialistas la tecnología de escaneado de alta resolución en 3 D y fotografía que ha desarrollado y almacenará los resultados de su trabajo, sino que formará a personal egipcio en las nuevas técnicas, unas técnicas que garantizan preservar la memoria de las tumbas de los faraones y permiten realizar copias exactas de las mismas.
El minucioso escaneado, con resolución muy superior a la del ojo humano, de la tumba de Seti I –de cuyo descubrimiento por el gran Belzoni se cumplen 200 años en 2017 (el 16 de octubre)- promete sorpresas como las de la tumba de Tutankamón, y que Osiris nos coja confesados. Fueron precisamente las imágenes de Factum las que llevaron al egiptólogo Nicholas Reeves a plantear su sensacional y controvertida hipótesis de la existencia de espacios desconocidos en la tumba de Tutankamón y conjeturar que uno de estos podría ser el sepulcro de la reina Nefertiti. La investigación de esas hipótesis ha entrado en una nueva fase, tras el entusiasmo inicial de las autoridades egipcias, al anunciar el nuevo ministro de Antigúedades, Jaled Al Anani , mucho más cauto, que retiraba a a Reeves de la investigación y que se encargará de ella el Consejo Nacional de Investigación italiano.
El trabajo de Factum con la tumba de Seti I, que culminará en 2018, incluye el escaneado en diversas colecciones y museos de elementos decorativos sacados de la tumba y su recolocación en el recinto en forma de copias. Asimismo, se está realizando un modelo en 3 D del maravilloso sarcófago de alabastro del faraón que se llevó Belzoni y que se exhibe en el Museo Soane de Londres. Hay que recordar que la momia del poderoso Seti no se encontraba en su tumba sino que había sido escondida por los sacerdotes en la famosa cachette real de Deir el Bahari y forma parte en la actualidad de la colección del Museo Egipcio de El Cairo.
El nombre de la casa que acoge el nuevo centro proviene de Alexandre Stoppelaëre (1890-1978), artista y restaurador francés incorporado en los años cuarenta a la conservación de las tumbas tebanas por el entonces jefe de Antigüedades de Egipto Étienne Drioton. La casa fue construida como sede del nuevo servicio de restauración que encabezaba Stoppelaëre, de forma que en realidad vuelve a su función original. Stoppelaëre, que había heredado la famosa escultura de Brancusi El pájaro en el espacio, cuya venta le permitió vivir desahogadamente, abandonó Egipto en 1952 a raíz de la caída del rey Farouk que supuso la destitución de Drioton.
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