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-Arqueólogos españoles descubren en Luxor el ataúd de un niño de hace 3.500 años
31 de Enero de 2013
Arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto en la antigua Tebas, Luxor (Egipto), el sarcófago intacto de un infante que vivió durante la época de la dinastía XVII, alrededor del año 1550 antes de nuestra era. «Se trata de un enterramiento intacto de un niño de unos cinco años de edad», explicaba a ABC, al pie del hallazgo, vía telefónica, el investigador del CSIC en el Instituto de Filología José Manuel Galán, director de la campaña en Djehuty desde hace doce años. La importancia del descubrimiento reside de manera muy acusada en la época, hace 3.500 años, XVII Dinastía, de la que se conoce muy poco en la Historia de Egipto, «cuando Tebas pasa de capital de provincias a capital del Reino, y esta Dinastía representa el momento anterior a la unificación de Egipto, una época muy interesante», abunda Galán a ABC.
Las radiografías realizadas apuntan, pues, a que el niño habría fallecido a la edad de 5 años. Este fabuloso descubrimiento se engloba dentro de la XII campaña del Proyecto Djehuty, coordinado por José Manuel Galán y financiado por Unión Fenosa Gas. Las excavaciones del equipo de arqueólogos españoles se están realizando en la necrópolis de Dra Abu el Naga, en la orilla occidental de Luxor, antigua Tebas.
«Hace tres años ampliamos la zona de excavacion -detalla José Manuel Galán a ABC-, excavamos al sur de la zona de Djehuty para tratar de averiguar por qué emplaza ahí su tumba. En esa zona sur estamos encontrando la necrópolis de la época anterior, del año 1550, -capillas de adobe, con pozos-, y parece que Djehuty decide trasladarse ahí porque se entierra a la Familia Real de la Dinastía anterior».
El proyecto Djehuty toma su nombre del supervisor del Tesoro y de los trabajos artesanos de la reina Hatshepsut, una de las pocas mujeres faraón del antiguo Egipto y cuyo reinado se extendió durante 22 años en la dinastía XVIII, en torno al año 1470 antes de nuestra era. Además de la excavación y restauración del monumento funerario de este escriba real, los trabajos arqueológicos del equipo español se centran también en la tumba de Hery, fechada por los expertos alrededor de 50 años antes que la de Djehuty.
Un príncipe de cinco años
El ataúd encontrado, elaborado en madera, mide 90 centímetros de largo y carece de decoración pintada o escrita. El estilo de la talla y la fina capa de pintura blanca que lo recubre son similares a las ocho figuras de madrea, shabtis, que han sido encontradas en las inmediaciones de la sepultura. «El hecho de que el ataúd esté intacto y los objetos que lo acompañan pueden aportar gran cantidad de información sobre una época de la historia del antiguo Egipto sobre la que se sabe muy poco», incide desde la zona de excavaciones el investigador del CSIC.
Tanto los shabtis como unas piezas de lino desenterradas junto a ellos contienen el nombre de Ahmose o Ahmose-sa-pa-ir, un príncipe heredero que vivió en transición de la dinastía XVII a la XVIII, y que murió siendo niño. Por razones que se desconocen, Ahmose fue venerado como un santo de la necrópolis, recibió culto durante 500 años y fue incluido dentro de las listas de reyes que se confeccionaron muchos años después.
Aunque pudiera encajar por la edad, el ataúd encontrado no pertenece al príncipe Ahmose-sa-pa-ir, que murió también a los cinco años. «Tenemos indicios -recalca José Manuel Galán- para pensar que él está muy cerca de nosotros. El ataúd, aunque es de la misma epoca, misma edad, está sin decorar, sin describir y no es el de este príncipe. Creemos estar muy cerca de él porque hemos encontrado telas de lino con el nombre del principe».
Para la antigua Tebas la XVII Dinastía es fundamental porque unifica el país: «Se conoce muy poco de ella. Para los egiptólogos es más importante que para los profanos. Se trata de una Dinastía muy bárbara. Y para nosotros, que excavamos aquí, tocar casi con los dedos al Príncipe es muy emocionante, es la historia de un niño que consigue ser el foco de atracción durante quinientos años», destaca el arqueólogo José Manuel Galán. Al equipo de Galán le quedan tres semanas de excavaciones y «los hallazgos buenos ocurren al final. No son los objetos lo que prima, sino sacar a la luz parte de la necrópolis de la Dinastia XVII».
Doce años de excavaciones
«Por los objetos encontrados creemos que este lugar de enterramiento podía estar reservado a miembros de la realeza; sin embargo, aún desconocemos la identidad de la momia encontrada, ya que el sarcófago no contiene ninguna inscripción», añade José Manuel Galán. Según los investigadores, la ubicación de esta tumba en esta zona de Dra Abu el Naga podría explicar el hallazgo de un enorme depósito de más de 2.000 vasijas de cerámica descubiertas entre las capillas de adobe, así como el por qué de la ubicación del monumento funerario de Djehuty en este extremo de la necrópolis.
Las 12 campañas de excavaciones llevadas a cabo hasta el momento por José Manuel Galán y su equipo han dado numerosos frutos, como la denominada Tabla del aprendiz, el ataúd del guerrero Iquer o la cámara sepulcral del propio Djehuty, decorada por completo con dibujos y jeroglíficos del Libro de los Muertos, entre muchos otros descubrimientos. Cinco de esos hallazgos se exhiben en el Museo de Luxor. Galán ironiza con un nuevo título para esa institución: «Podríamos titularlo como el Museo de la mision española en Luxor. A principiops de esta campaña instalamos una vitrina con los ramos de flores, los pendientes de Djehuty, el ataúd de Iquer...» Galán conversa, en la atardecida tranquila de Luxor, lejos de la convulsión primaveral árabe de hace un par de años: «Hoy se habla de politica aquí de forma tranquila», nos confirma, y prosigue su excavación.
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