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-'La aguja de Cleopatra', el obelisco egipcio de New York, a estudio en el Met.
05 de Diciembre de 2013
El obelisco egipcio que preside uno de los rincones más visitados de Central Park en Nueva York, conocido como "la aguja de Cleopatra", y la simbología de estos monumentos a lo largo de la historia ocupan la exposición que a partir de mañana y hasta el 8 de junio de 2014 se puede ver en el museo Metropolitan.
¿Qué tiene el obelisco que ha servido para proteger templos egipcios, seducir a papas católicos, presidir plazas en París o Londres y simbolizar la democracia de Estados Unidos en Washington?
"Ese es el sentido de esta exposición. Hacer entender que hay una larga historia detrás y su sentido cambia todo el rato. Empieza como un símbolo solar en Egipto, para proteger la entrada de los templos. Cuando César fue a Egipto estaba muy interesado en ese monumento. Creo nuevos y algunos se los llevó a Roma", explica a Efe la comisaria de la exposición Diana Craig Patch.
Esta muestra está presidida por una videocreación que observa cómo la luz afecta a lo largo del día a esa "aguja de Cleopatra" y por relieves de la época de Tutmosis III, la misma de la que procede el único obelisco egipcio de los Estados Unidos.
También se pueden observar en ella los grandísimos libros que se escribieron sobre el obelisco en la era napoleónica. "Cuando Napoleón viajó a Egipto llevó con él 200 científicos, historiadores del arte y artistas, para estudiar el país casi palmo a palmo", asegura Craig Patch.
E incluso se reflexiona sobre cómo existe un simbolismo fálico en esta columna que emerge de la tierra y se erecta hasta el cielo. "Es un concepto moderno, pero no cabe duda de que en Egipto lo reconocían como un símbolo de generación. El triángulo que corona a todo obelisco es en homenaje al dios Re, fuente del mundo", asegura la comisaria.
Esas connotaciones no impidieron que la iglesia católica asumiera el monumento como suyo también, como puede verse en la plaza del Pueblo, en Roma, o en la de San Pedro del Vaticano.
"En el Renacimiento, los papas decidieron reconfigurar Roma, cambiaron la disposición de las calles y encontraron sepultados varios obeliscos. Le gustó el monumento y lo colocaron en muchas de sus plazas. Era para ellos un símbolo de una antigua civilización que dura mucho tiempo. Un símbolo que unía tierra y cielo, poder y eternidad".
Y no impide, tampoco, que dos de los más conocidos tengan ese nombre de "la aguja de Cleopatra", aunque nunca estuvieran realmente vinculados a la emperatriz de la famosa nariz. Uno de ellos se encuentra en Londres y el otro en Nueva York. Pero, ¿cómo llegaron unos obeliscos del siglo XV antes de Cristo a ambas ciudades?
El virrey de Egipto, Ismail Pasha, donó a ambos países las históricas piezas, erigidas en la ciudad de Heliópolis y de 21 metros de altura, para estimular el interés de los inversores ingleses y estadounidenses en el país de las pirámides, que en aquel 1881 había perdido el atractivo de otras épocas.
En lo referido al obelisco que sigue presidiendo casi 125 años después Central Park, se tardaron solo en trasladarlo desde Staten Island hasta Manhattan seis meses y solo pudo ser colocado gracias a la ayuda económica del millonario William H. Vanderbilt, por lo que la implicación de los grandes capitales de Nueva York en el arte y cultura egipcios fue un éxito inmediato.
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